En qué consiste el plato Harvard
El plato Harvard está ideado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard bajo el título de ‘Plato para comer saludable’. Se trata de una guía nutricional que busca ayudar a la población a comer de forma saludable y se basa en las propiedades nutricionales de los alimentos recomendando aquellos más saludables, de tal manera que un plato esté constituido por cuatro elementos básicos.
¿Qué proporciones tiene el plato Harvard?
- La mitad del plato deben ser vegetales y frutas optando por un consumo en crudo o al horno, vapor o a la plancha. Busca verduras y frutas de temporada para aprovechar al máximo su sabor y propiedades y cuanta más variedad mejor. Ten en cuenta que las frutas, además, son ideales como postre.
- Un cuarto del plato serán hidratos de carbono complejos, esto es pan y pasta, fundamentalmente y dando prioridad a los granos integrales. Apuesta por el trigo integral, la cebada, los granos de trigo, la quinoa, la avena, el arroz integral y la pasta integral; y evita los granos refinados como el pan de molde y otros tipos de panes blancos. En este apartado también incluimos la patata y el boniato, preferiblemente asados o al vapor.
- El cuarto del plato que nos resta es para las proteínas, en especial pescados, aves, legumbres (garbanzos, alubias, judías, soja, etc…), frutos secos o proteína vegetales y limitando el consumo de carne roja.
Ventajas del plato Harvard
La principal ventaja de este método es su simplicidad y lo sencillo que es ponerlo en práctica en nuestro día a día, en contra, por ejemplo, de la pirámide de alimentos que siempre nos orienta sobre el consumo semanal y es más general.
Otras recomendaciones del plato Harvard
El plato Harvard también realiza una serie de recomendaciones acerca de otro tipo de alimentos y hábitos. Por ejemplo, en cuanto a los aceites vegetales, apuesta por el aceite de oliva (con moderación) y dile adiós a la margarina y mantequilla. Como bebida principal, opta por el agua e infusiones con poco azúcar; limita el consumo de leche y lácteos a una o dos veces al día como máximo, un vaso pequeño de zumo de fruta al día y, por supuesto, no son recomendables las bebidas azucaradas y el alcohol.